miércoles, 12 de diciembre de 2012

Pocos lo entienden.

Alguien que no te juzga, tampoco te mira, pero interactúa contigo, es compasiva, y se deja tocar, acariciar, y se deja amar, no serás diferente al resto a sus ojos, a no ser que la trates como se merece, como un ser único y perfecto, algo maravilloso al que no le importará tu ropa, tu expresión, ni tampoco tu olor o tu dinero, ni dónde vivas, bajo un puente o en casa de tus padres.
Todo a su alrededor es diferente si ella está, le da un brillo especial al espacio que ocupa, y el tiempo a su lado se ve siempre afectado, pasa lento, para que no te pierdas ningún detalle de lo que trama en su gran plan, ser perfecta para quien se atreva a vivir en completa armonía con ella.
Alguien capaz de aguantar sus vaivenes de humor, su impulsividad y su impredecible carácter. Si lo aguantas, y conseguís ser uno, llegará un momento que creas has alcanzado la Plenitud, y todo te parezca como a ella, lleguéis a un punto de inflexión en el que ambos compartáis un mismo sentimiento, y también un modo de vida.

Si existe la mujer que menciono aquí que me espere, yo llegaré, pero la única que así he llegado a encontrar, se llama Naturaleza, y se encuentra en cada bosque, en cada árbol, en cada flor, pero también en cada ser humano.