domingo, 22 de mayo de 2011

Hablar sin mirar.

Hola de nuevo.
Hoy me gustaría que imaginárais algo. Imaginad por un momento que todo estuviera oscuro, sí, somos ciegos, que pudieramos hablar con la gente sin miedo de pensar el porqué está hablando conmigo o no, nadie sería feo, nadie guapo, no habría famosos, no habría modelos, no habría idealizaciones que valieran..
El primer día sería una odisea, tanta gente con la que hablar, voces que nunca habías escuchado realmente su tono y su timbre, tan sólo las oías, pero sin conocer totalmente sus pensamientos, te fijabas en la superficie, en la cáscara que comprende a su persona, su ropa, su calzado, materialismo incomprensiblemente caro sólo por el hecho de tener ojos y poder juzgar al otro..
Me encantaría conocer a la persona que me quisiera por lo que soy y no por lo que tengo, por lo que puedo dar de sí y no por lo que llevo puesto, que no me juzgara, que me conociera como a la palma de su mano y aun me quisiera, que me hablara mirandome a los ojos y no a la ropa que llevo o a mi peinado.. Creo que todos encontraríamos a esa persona si hiciéramos eso, si alzáramos la vista hasta nuestros ojos, y sólo miráramos eso, unos ojos, ventanas hacia el mundo.

Llegados a este punto, todo sería como un cúmulo de conciencias y pensamientos, todo se dividiría y clasificaría en distintas clases de pensamientos que nos podrían gustar o no, quiero eso, hablar con los ojos cerrados, e intentar comprender lo que dice de verdad la otra persona, nos interesaríamos mucho más por los demás si cerráramos los ojos y ellos hicieran lo mismo con nosotros, podríamos ir con la tranquilidad de que no hace falta ser algo maravilloso por fuera para hablar con una bella mujer, con alguien que confiara en nosotros no por lo que mostramos por fuera, si no en nuestras confortantes palabras.

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