martes, 5 de julio de 2011

Rutas

No quería convertir esto en un diario ni nada parecido, pero... creo que experiencias así se merecen recordarlas.

Días así hacen que te sientas un poco más vivo, te sube la moral, te da ansias de que esto no se acabe.
Empiezas el día con algo ligero para desayunar, te lavas la cara, cojes algo cómodo y agua,
cuando empieza todo, estás entumecido, tienes las piernas hinchadas, y puede que cosas en la cabeza que te nublan la vista, cuando ya pasa tiempo, lo olvidas todo, te concentras en lo que haces, imaginas que tu vida te va en ello, que al final del trayecto hay una recompensa magnificada, le pones ilusión y ganas, y todo va bien, canalizas tu energía en los sitios que más sepas que necesitas, concuerdas tu respiración con los movimientos necesarios y empieza tu marcha de verdad, eso es lo que te gusta, sentir tu cuerpo cansado, no porque hayas estado sin hacer nada todo el día, sino, saber que lo estás aprovechando de verdad, volver al yo primario y utilizar los recursos que nos brinda la naturaleza, sentirte por una vez en toda tu vida, realmente útil, ya sea para alguien, o para tu propio beneficio, pero sentir que realmente te duelen los músculos, los huesos, porque de verdad, te estás esforzando en realizar algo que te llene realmente.

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